Las muertes en prisiones estatales y federales en todo Estados Unidos aumentaron casi un 50 por ciento durante el primer año de la pandemia, y en seis estados se duplicaron con creces, según los primeros datos completos sobre muertes en prisión en la era del Covid-19.
El tremendo salto en las muertes en 2020 fue más del doble del aumento en Estados Unidos en general, e incluso superó las estimaciones del aumento porcentual en los hogares de ancianos, uno de los sectores más afectados en todo el país. En muchos estados, según mostraron los datos, las tasas altas continuaron en 2021.
Si bien hubo amplia evidencia de que las prisiones eran puntos críticos de Covid, un examen de los datos realizado por The New York Times subrayó la rapidez con que el virus arrasó las instalaciones abarrotadas y cómo se combinaron una población de reclusos que envejecía, una escasez de personal correccional y personal médico mal equipado, hicieron que los presos fueran especialmente vulnerables durante la peor crisis de salud pública en un siglo.
“Hay tantos que fallecieron por no recibir la atención médica que necesitaban”, dijo Teresa Bebeau, cuyo amigo encarcelado murió por complicaciones de covid y cáncer en Carolina del Sur. “La mayoría de estas personas no entraron allí con sentencias de muerte, pero se están muriendo”.
