Beneficiaria de un riñón en el IMSS Chihuahua
· Desde los 8 años sufrió daño renal; a los 12 fue sometida a una cirugía para mejorar su calidad de vida, pero a los 24 se enfrentó a la necesidad de un trasplante.
No hay mayor bendición que un verdadero acto de amor, tanto para quien lo da, como para quien lo recibe. Así lo considera Yazmith “N”, quien hace 17 años recibió el mejor regalo que le hayan podido dar: un riñón que mejoró su calidad de vida y le dio la oportunidad de forjar un mejor futuro, además de ser esposa y madre.
Actualmente, con 41 años de edad, fue de los primeros receptores de órganos en el Hospital General Regional (HGR) No. 1, “Morelos”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua.
En ese entonces, tras una fuerte campaña de difusión y sensibilización entre la población sobre los beneficios de la donación altruista, inició formalmente el Programa de Trasplantes de Órganos y Tejidos en la institución, que a la fecha opera en la entidad con el modelo de procuración de órganos, que permite prolongar y mejorar la vida de los receptores de manera sustancial.
A Yazmith un problema renal prácticamente le “robó” su niñez y adolescencia, ya que desde los 8 años enfrentó la enfermedad, lo cual hizo con el apoyo incondicional de su familia. A los 12 años fue sometida a un procedimiento quirúrgico; sin embargo, a los 24 años su riñón dejó de funcionar.
Fue una dura realidad, que la obligó a estar conectada cuatro veces al día a una máquina. Su mamá, con amor y dedicación, era quien se encargaba de practicarle las diálisis.
“Fue muy pesado este periodo, porque no podía tener una vida normal. No podía salir de casa. Me daba mucho miedo tener una infección; en fin, era estar condenada al encierro”, recordó.
Con la esperanza de mejorar, Yazmith fue inscrita en la lista del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), regulada por la Ley General de Salud, para ser receptora de un riñón.
Al tiempo, un día llegó la tan esperada noticia: se contaba con donante y las condiciones estaban dadas para que fuera beneficiada con esta gran oportunidad.
“Recuerdo que fue un 8 de julio de 2004. Primero me dio miedo y después mucha alegría, sobre todo por imaginarme en hacer mi vida normal a mis 24 años”.
Y así fue. La donación le cambió la vida completamente.
“Fue una bendición. Fue gracias a la decisión de la familia de un joven que falleció, por quien sigo orando para que hayan superado su pérdida”, expresó de manera emotiva.
“Creo que ellos tenían una esperanza de que su hijo viviera en mí y en otras personas que también fueron beneficiadas con este acto de amor; porque su dolor lo convirtieron en un momento de alegría al saber que iban a dar vida a alguien más después de la muerte de su ser querido”, expresó.
“Realmente la donación es eso, un regalo de vida. A pesar de su pérdida, nos regalaron un pedacito de la persona que ellos amaban. Nos dieron la esperanza de tener un futuro, de sentirnos bien, sanos, y cumplir nuestros sueños. Me dieron la oportunidad de ser esposa y madre, lo que no tengo con qué pagarlo. En pocas palabras: gracias a ellos estoy aquí compartiendo mi historia”, añadió.
Su experiencia le permite decirle a la ciudadanía que “donen vida, después de la vida; que permitan a sus seres queridos, ser ángeles en la tierra”.
Para ser donador voluntario, cualquier persona que así lo desee, puede consultar la página de Internet del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra): https://www.gob.mx/cenatra, o visitar la página del IMSS en la liga: http://www.imss.gob.mx/salud-